domingo, 13 de abril de 2008

Juventud sin juventud (Youth witouht youth): El regreso de Coppola


Poco podemos decir de Francis Ford Coppola que no sepáis ya. Es considerado uno de las grandes genios del cine contemporáneo. Si no tenemos en cuenta su curiosa participación en la lamentable
Supernova, contamos 11 años desde su último film, Legítima defensa.


Ahora vuelve produciendo sus propios films, alejado del estilo americano y las grandes historias que le encumbraron. Con los actores europeos Tim Roth, Bruno Ganz y Alexandra Maria Lara (éstos dos últimos protagonistas de El Hundimiento) adapta la novela de Mircea Eliade, uno de los grandes pensador del siglo XX. Una apuesta arriesgada que tuvo una fría acogida en su preestreno en el Festival de Roma.

Dominic Matei es un anciano profesor que ha dedicado su vida a intentar acabar su obra magna, un tratado sobre el origen de las lenguas y la conciencia humana. Víctima de un rayo su cuerpo volverá a ser el de un hombre de 35 años, con una personalidad desdoblada y una capacidad de aprendizaje increíble.

Su proyecto le hizo perder al amor de su vida en el pasado, y su nuevo presente cierne sobre él la amenaza nazi que le llevará a huir por media Europa. Años más tarde conocerá a Laura, viva imagen de su amor perdido, que sufrirá el mismo accidente que él y será la llave para terminar su obra, o enmendar el error del pasado.

Cabe destacar del film la enorme complejidad de lo que nos propone. La obra de Eliades condensada en 124 minutos y disfrazada de historia de amor. Teniendo en cuenta la extensión de la entrada del autor en la Wikipedia, queda para los eruditos del autor el encontrar sentido a la totalidad del film.

Contrastan los títulos de crédito, al estilo de los años 40, con una historia fantástica más cercana a Aronofsky que al cine en blanco y negro. No se le puede negar al film una perfección técnica así como unas recreaciones temporales inmaculadas, pero Coppola a veces arriesga con planos más cercanos a su Drácula y montajes confusos, así como el gusto de rodar boca abajo.

Pese a eso, el film intriga, con cierto misterio, aunque resulta complicado entrar en él. Es complejo entender el propósito de Coppola más allá de intentar entender que sucede en cada escena, pero en un ámbito global se hace difícil hasta que no vemos aparecer a Laura.

Exige un esfuerzo por parte del espectador, vaticinando así un fracaso en taquilla, pero superado éste escollo, el film fluye más rápido de lo que nos gustaría, sin darnos tiempo a entender toda la obra en su conjunto. Con un final que no por esperado es simple, nos deja una sensación de desconcierto y de haber entendido menos de la mitad de lo que Coppola nos propone.

No deja de ser un buen film, una rareza y una buena toma de contacto para el director después del largo periodo inactivo. Eso sí, hablamos de un genio y esperamos mucho más de él, así que no dudaremos en esperar Tetro, su nuevo film, con los brazos abierto.

En definitiva, un film interesante pero menor, complicado y muy personal, capaz de entusiasmar o de aburrir, e incluso ambas cosas. El humilde retorno del artesano que en su día levantó catedrales pero que sabe que volver a empezar es un proceso.

Lo mejor: Lo ambicioso de la historia y la involución lingüística de Laura.

Lo peor: Lo denso de dicha historia y las apariciones de las rosas.

El dato: Curioso el cameo de Matt Damon como reportero de la revista Life.

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