lunes, 14 de enero de 2008

Threads: El fin del mundo conocido


Cuando empecé a recopilar películas e información sobre como el cine han tratado un cataclismo nuclear, en la gran mayoría de listas aparecía Threads como el más escalofriante de todos ellos. Se trata de un telefilm de la BBC que a modo de documental nos muestra los devastadores efectos que tendría en Inglaterra un ataque nuclear.


¿Es para tanto? Pues sí, merece la fama que tiene ya que no escatima en detalles. Cierto es que el valor artístico no prevalece sobre la historia que cuenta, algo parecido a lo que ocurre con Las tortugas también vuelan. Son películas donde la historia está muy por encima del modo en que están narradas. Pese a todo, el falso documental no va más allá en sus intenciones, queda claro desde el principio su intencionalidad, lejos de parafernalias y estéticas.


La primera parte del film, nos muestra la vida diaria de la población de Sheffield (donde se centran los hechos narrados), de la misma manera que vimos en El día después, pero con un tono más impersonal, y haciendo más hincapié en cómo el gobierno organiza un plan preventivo ante el posible ataque. Con ello se consigue un realismo asombroso, y hace más creible e impactate el posterior caos.

El film nos va dando datos sobre cómo se divide el poder una vez empezado el ataque, los números que se derivan (víctimas, alimentos, combustibles, etc.) y nos indica los diferentes saltos temporales, que van desde los dos meses antes de la guerra, a más de una década después de ella. Devastador el panorama y la concreción que se nos muestra de un Reino Unido una década después de las explosiones nucleares, donde la población se ve reducida a índices medievales, los que vivieron los ataques han muerto y sus descendientes no han conocido otro mundo, son analfabetos, apenas saben hablar y luchan por sobrevivir. Como bien muestra la escena que cierra el telefilm, los efectos de la radiación se hacen notar también en las generaciones siguientes.

La puesta en escena huye de cualquier concesión, de artificios que distraigan al realismo. La visión de los enfermos por radiación es cruda, y entre otra escenas vemos a una madre totalmente perturbada con el cuerpo de su bebé quemado entre los brazos, o la de perros comiéndose a los muertos que las famílias deben dejar en las puertas de las casas para su recogida.

El debate que puede generar sobre si la faceta concienciadora del film está por encima de la objetividad ante tales hechos, queda para cada uno. Seguramente el retrato está llevado a su extremo más devastador, pero tampoco hace que éste quede lejos de lo que pasaría realmente.

En definitiva, una película devastadora, hecha con las tripas casi más que con la cabeza.

Lo mejor: Todo el entremado preparatorio que se nos muestra a nivel gubernamental antes del ataque.

Lo peor: La escena del hombre al que sorprende defecando el ataque.

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